La brecha entre las habilidades de los trabajadores y las necesidades de las empresas es un reto constante en los países en desarrollo. Dos recientes investigaciones del Banco de la República arrojan luz sobre el papel clave que desempeñan la educación técnica y tecnológica y la certificación de habilidades para cerrar esta brecha.
El primer estudio «Pérdida de dinamismo en la ocupación y el impacto
del programa de certifcación de habilidades del SENA» analiza el impacto del programa de certificaciones ocupacionales del SENA, el mayor de su tipo en Colombia. Demuestra que las certificaciones de habilidades avanzadas producen un aumento significativo del 9,7% en los ingresos laborales durante los dos años posteriores. Este beneficio es más pronunciado para trabajadores con mayor educación, experiencia laboral y en empresas grandes. Curiosamente, las certificaciones de niveles básico e intermedio no generan un impacto notable en los ingresos.
Para trabajadores independientes, las certificaciones avanzadas aumentan sus ingresos hasta en un 20%, especialmente después de un año, y elevan las probabilidades de conseguir un empleo formal. Sin embargo, estos certificados no mejoran significativamente los ingresos de quienes estaban desempleados al obtenerlos.
El segundo estudio «The Dynamic Market for Short-Cycle Higher
Education Programs» examina la evolución y los determinantes de la oferta de programas técnicos y tecnológicos en Colombia, conocidos como «educación superior de ciclo corto». Demuestra que esta oferta responde positiva y significativamente a las variaciones en la actividad económica relacionada con cada campo de estudio.
Comparados con los programas universitarios, los técnicos y tecnológicos exhiben una mayor elasticidad en su oferta ante cambios en la demanda laboral. Esto refleja su mayor flexibilidad y menores costos de ajuste frente a las necesidades del sector productivo.
En resumen, estos hallazgos resaltan el papel fundamental de las instituciones educativas como el SENA y los programas técnicos y tecnológicos para desarrollar habilidades laborales pertinentes y facilitar el encuentro entre oferta y demanda laboral, especialmente a través de la certificación de competencias avanzadas. Un mercado laboral más eficiente redundará en beneficios para trabajadores y empleadores, impulsando así el crecimiento económico.